sábado, 28 de diciembre de 2013

OLOR 06: ANTICRONOS

Joshep Hightown no podía ser más feliz, le parecía imposible. Corría el año 1978, trabajaba de médico en España y tenía todo lo que había deseado. Tras demostrar tener una voluntad increíble, de peleas con el idioma y con la dichosa burocracia, obtuvo plaza en el pueblo de Palomares del Río provincia de Sevilla. Había conseguido una casa de dos plantas muy mona, que todos los habitantes le llamaran “Joe” y lo más importante de todo, había conseguido a la mujer de sus sueños.

Todos sus esfuerzos eran por ella en realidad, lo demás era secundario, siempre fue por ella.
Durante un viaje por la península años atrás, mientras estaba terminando su carrera a duras penas porque se veía sin ninguna motivación. Acabó por casualidad visitando diferentes pueblos de Andalucía, ya que no entraban en sus planes. 

Cuando llegó a Palomares del Río no pasaron más de cinco minutos, cuando se cruzó con una joven de unos 18 años, morena de piel, con el pelo negro azabache, largo y lacio, alta, y con la sonrisa más blanca y bonita que había visto jamás. Jugueteaba a la pelota con un grupo de niños en la plaza principal, y cuando miró a Joe de frente, este sintió que una gracia divina le llenaba por completo. Un rayo le atravesó por completo y le hizo plantearse su vida de forma, que pudiera conseguir estar con esa mujer, que más bien era un ángel.

Por fin con ganas, se dio toda la prisa del mundo por aprobar todas las asignaturas que le faltaban para finalizar. Aprendió español a pasos agigantados e hizo todo lo posible por procurarse prácticas médicas en España. 

Tardó más tiempo de lo que creía en un principio en conseguir su estancia y que le destinaran al pueblo. Temía como nunca, por si ella se había enamorado de otro o si se había ido del pueblo.
Pero la suerte le sonrió como jamás lo ha hecho con un enamorado. Ella seguía viviendo en el pueblo, se acordaba de él perfectamente, porque Joe había hecho sentir de la misma y especial forma a Susana (así se llamaba la bella mujer). Fue un flechazo correspondido, ella le esperaba allí por si un día decidía volver.
Como es obvio, no tardaron mucho en salir juntos. Los padres no se opusieron en absoluto porque al fin y al cabo era un inglés, rico, médico que trabajaba en el pueblo y que no parecía tener nada raro, además se amaban. Era un marido perfecto para su querida hija.

Al año de establecerse Joe en el pueblo, se casaron y los días pasaban cada vez más rápidos entre risas, gozo y noches inolvidables para ambos. Joe creía que estaba en el paraíso y no quería que nada cambiase, había conseguido todo lo que había soñado con una gran facilidad.

Por eso, cuando su mujer le dijo entre lágrimas de alegría que iba a tener un hijo, se apoderó de él, el mayor de los espantos dejándole la cara blanca como la leche. Disimuló como pudo con éxito y volvió a su consulta como excusa. 

Tenía miedo, todo cambiaría, tendría que cuidar de un bebé llorón y Susana dividiría su amor. No quería compartirla, no quería estropear su vida. No quería hijos, ni hablar de ellos.


Así que no sintió ningún tipo de remordimiento cuando sedó  a Susana y le practicó un aborto bajo el pretexto de una inspección rutinaria, al fin y al cabo, era el único médico del pueblo y alrededores. Actúo como un profesional mientras para sus adentros reía con carcajadas de triunfo.

Tras esto, le dijo a Susana que el aborto había sido natural, un derrame derivado de complicaciones del embarazo. Ella le creyó, era su marido, el médico del pueblo y ante todo estaba perdidamente enamorada de él. No dudó de su palabra ni un segundo.

Susana, lejos de deprimirse, se agarró a sus esperanzas, a
 la voluntad de Dios, y estaba emocionada ante la expectativa de que la próxima vez que se quedase embarazada, tendría el hijo que tanto deseaba con el hombre al que amaba sin ningún problema.
Joe, no dejó que fuese así. No quería el cambio, y en los dos años siguientes repitió 3 veces más el aborto a su mujer inconsciente.

Viendo que los deseos de su mujer no cesaban en su empeño y que nunca dejaría de intentarlo, en el último aborto que Joe realizó a Susana, se esforzó de forma considerable en dañar la zona vaginal y el útero de Susana. Así ya nunca tendría más problemas, ni temores, ella se acabaría adaptando a su situación y él podría volver a ser tan feliz como antes.
Una vez informada, Susana estuvo varios días tumbada en la cama y sólo abría la boca para gritar entre llantos.

Las semanas siguientes Susana apenas era una sombra de la mujer feliz que una vez fue. No hablaba, no comía, no hacía más que mirar por la ventana a los niños que jugaban despreocupados  en la calle.
Joe creyó que con el tiempo se acostumbraría o eso esperaba de todo corazón. Intentó ayudarla, claro, no dejó de quererla en ningún momento. Pero ella no le contestaba, no hacía caso a nada de lo que Joe le decía apelando a su posición de médico. Nada parecía mejorar el estado de Susana. Vivir con ella se volvía algo insoportable. Los padres de Susana, no tardaron en mudarse al domicilio para poder cuidar de su hija.
Un día sin más, totalmente traumatizada, Susana ató como pudo en su desesperación, una cuerda a una viga del techo y se suicidó en una de las noches de guardia de su marido, cuando el resto de la casa dormía. Costaba reconocerlo pero su cadáver no se diferenciaba de Susana en las últimas semanas, estaba totalmente demacrada.

Fue enterrada y llorada, mientras que todo el mundo daba el pésame a Joe, se compadecían de él, ya que se les conocía como una pareja feliz que acabó siendo desdichada por no tener hijos.
El único que sabía la verdad era él. El cambio que intentaba evitar, le había aplastado y había sido obra suya. Así que hizo lo que todo hombre lo suficientemente cobarde como para no decir la verdad o suicidarse, castigó su cuerpo. 

Su abuelo de Belfast hubiera estado orgulloso de él al verle beber de esa forma. Volaba su sueldo en el bar en un intento vano por olvidar, y cuando el alcohol apenas tenía efectos, tomaba antidepresivos entre otros medicamentes como si fueran dulces. 

Como cabe imaginar, su trabajo se vio afectado, no llegaba a tiempo a las consultas, fallaba en sus diagnósticos y puso en peligro a más de un paciente. La culpa se hizo insoportable para el joven doctor.
La madrugada del aniversario del primer aborto, la pasó encerrado en su consulta. Tras tomarse una botella de whisky y una dosis de morfina, fue mareado y entre tumbos, al armario que tenía al fondo de la estancia.  Sacó como pudo el llavero de los bolsillos y estuvo alrededor de un cuarto de hora peleándose para abrir la cerradura del armario. Cuando lo consiguió, en el armario se podían ver en orden cuatro frascos con formol, los fetos que podían haber sido sus hijos. Metículosamente ordenados, etiquetados y con la distancia correlativa perfecta ente sí a lo largo de la balda que ocupaban en el mueble.

Joe miró detenidamente con su nublada vista los botes hasta que el tercero lo empujó con las manos temblorosas y cayeron al suelo todos menos el primero. Se quedó quieto un instante, miró el primer bote y con rabia lo estrelló contra el suelo. Se tumbó y empezó a retozar entre cristales y fetos por el suelo.
Sangrando, y mareado, gritó a pleno pulmón golpeando el suelo con gran furia. Y de repente comenzó a reptar poe el cuarto y se acurrucó por fin en una esquina, mientras chillaba de puro pánico ante las visiones que comenzó a tener. 

Alucinaba con los fetos aplastados del suelo. Tomaban su forma original, se levantaban en el aire y le rodeaban. Joe notaba que le hablaban con unas voces susurrantes que reverberaban en su cabeza, en idiomas que no podía entender. Cuando se levantó de golpe pegado a la pared, observó que estaban unidos por varios cordones umbilicales. Estos, llegaban a la barriga de una Susana etérea con el vientre abierto por completo,  que miraba hacia Joe sin decir ni una sola palabra. Sólo miraba, acusadora. Hasta que sin más, las visiones de los fetos y Susana se abalanzaron sobre Joe.

Sus alaridos acabaron por despertar a los vecinos de la zona. Cuando llegaron a la consulta del doctor tuvieron que romper la puerta para acceder a la estancia. Encontraron al cadáver de Joe tirado encima de cristales, restos de formol y de su propia sangre.

Tras descartar cualquier tipo de homicidio, la policía hizo llamar al día siguiente a un forense para practicarle la autopsia al cuerpo. Todos y cada uno de los presentes vomitaron cuando al abrir el estómago del difunto, se encontraron cuatro fetos muertos empapados en formol. 

El hecho fue tan horrible que el caso se ocultó al conocimiento público. Se dijo a la prensa y a los habitantes del pueblo que había sido un simple suicidio, y todo el mundo lo creyó al fin y al cabo, hacía poco que había muerto su mujer que no podía tener hijos. Era creíble y todo el mundo tenía una familia mártir a la que lamentar.


Joe y Susana fueron enterrados en el mismo nicho, y sus restos estuvieron juntos para siempre, tal como Joe había querido.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

LE BESAIN


Y voló voló
hacia ti voló.

Navegó por los mares internet.

Pero pensaste que era un soborno,
y murió.

Solo.

En el suelo de la costa de lo digital.


El inexplicable caso de mi paladar
que tan sólo deseaba unirse al tuyo,
no sólo en los semáforos en rojo,
y más allá de una pantalla solitaria.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

LA COBARDE ESPERADA

Que felices éramos,
cuando aún no sabíamos nada,
disfrutábamos de nosotros y ya.

Entonces, ya te deseaba,
a ti y a esa sonrisa
que me infectaba
hasta tener otra más grande incluso.

Extraño el olor de tu éxtasis húmedo
entre mis sabanas, o tal vez en mi piel.

Esos días de falta de sueño y luz tenue de alba
donde tú estabas con mente de hoy
y yo con cuerpo de mañana.

Sin saber que poco a poco
te perdías en ti misma,
te tomabas tu tiempo,
mientras yo esperaba lo que supuse cierto.


Y ya solo me queda, la foto pixelada
en la puerta de un bar,
que me chivaba el futuro y sin saberlo.

Te fuiste con tus plumas rosadas y tu miedo
y tan sólo vuelves en escasas ocasiones,
para hacerme más daño. 

lunes, 11 de noviembre de 2013

LA AGENDA DE PETER PAN

Acabo de  quedar a las 22:30
en donde siempre,
qué más da a la hora que regrese
qué más da, ¿que más te da?

Ya no soy un niño más                                                 
lo tuve que dejar, me obligó,
me obligaron,
pero no te preocupes,
ya sé cómo va todo.

Te roban el polvo de hadas
para que no vueles,
o para que no vuelvas.


Y estarás ahí, asquerosa,
por siempre jamás,
diciéndome
a qué hora me tengo que levantar
mañana por las mañanas
y el resto de mis jodidas mañanas.


viernes, 1 de noviembre de 2013

ÁNIMAS DE ESPERANZA

Todos los santos nos vigilan,
y en la esquina,
asan castañas a fuego lento.
Estoy tranquilo.

Viene el frío húmedo,
que hace tiempo que no sentía.
Sólo me alegro.

A lo muerto se le respeta,
para algo está muerto.

Queda atrás lo malo e innecesario.
Conmigo, la experiencia, y lo bueno.
Por fin lo conseguí.

Ánimas de esperanza,
de aprendizaje, 
de guía,
me susurran consejos olvidados.

Entendí un poco a esa tal madurez.


Mañana lo haré mejor,

me lo juro.

Os lo juro.

martes, 29 de octubre de 2013

DESGANA


Por los cortes en mis venas
hechos por la realidad,
se derrama el tiempo.


Que cae por el balcón,
hacia un precipicio
de colores mustios,

ya demasiados vistos,
ya demasiado estudiados.



.......


Y paso de decir nada más. 

lunes, 14 de octubre de 2013

DIFUMINADO


No miré hoy,
no sé por qué lo haría,
pasar a mi lado esas existencias
dejando un beso furtivo en mis mofletes,
mientras se van,
y se van,
y ya se fueron.

Sólo sé que he vuelto para absolutamente nada.
Para nada.

Cuando sólo quería que todo desde ahora, sea perdonado,
que no cuente aquello ni esto, ni eso,
y me descubriese ese nuevo comienzo
que sonríe desde la línea del horizonte,
aún demasiado distante,
aún demasiado distante...
¡Eh, aquí, es aquí!

Se despista demasiado.

Hasta que vengas,
seguirá sin haber un deseo
lo suficiente fuerte
para derribar esas blancas y tóxicas montañas
que me aprisionan y me atan.

Eso sí,
estaré sentado en mi puerta,
no esperando,
sino porque las fuerzas a veces se acaban.
Las mías veo que a golpes se me escapan.

Pero sigo invitándote, ven,
aquí donde las luces se apagan,
porque aquí estaré,
contando las horas que hasta tu llegada pasan.
Que son sólo horas.


Pero que eso,
que hasta me hartaré de ti
cuando estés aquí,
y constantemente me escupas en la cara. 

jueves, 3 de octubre de 2013

TALLER

En Octubre te habrás ido,
y no dejarás más que una huella impura de ti.

Se llevaron la vista,
me quitaron la fe, 
me robaron las marismas,
y ahora te llevan, atada.
Aunque no opongas resistencia.

No podríamos hacer nada para impedirlo,
mientras que te deshaces por la corrupción
de demasiados años en tus entrañas.
Te agrietas por el abandono y las ratas y
te desgranas por la indolencia.

Tan sólo me quedarán los recuerdos
de una caída de bicicleta,
como me consolaste cuando murió el garrapatero,
como me amparabas al amar,
tu oscuridad inducida,
y un par de fotos en condiciones.

Apenas es suficiente.


En este Octubre que no será
lo suficientemente frío,
esos infames te llevan.


Adiós, Tata.
Adiós, imprenta.
Adiós, Azul.
Adiós, desastroso montón de escombros que me amparaban.

Adiós.

jueves, 26 de septiembre de 2013

RED MUSE

Tus ojos cerrados no suspiran por mí.
Mientras que tus caricias recorren esta carcasa casi hueca,
repasando sus cicatrices de infelicidad.
Como… si te fueran a interesar.
Como… si por las noches  en las que la luna pálida
se tapa con nubes de sangre derramada me fueras a recordar.


Y sin embargo, sin creerlo, 
en tu  rojo me hundo.
Por saber de ti, muero.
Hasta las 7:35 estaría por ti estaría despierto.

Y por un suspiro esos parpados caprichosos ceden,
¡no puedo creerlo!
soy el ser más feliz del mundo,
¿Cómo no podría serlo?

¡Me miras! ¡Me miras!

Por fin algo me cambia,
eres espuma y lo sabes,
te recubre oscura magia.

¡Me miras! ¡Me miras!

Y ahora cuando va como rodado,
vuelves  a desviarte en tus pensamientos,
vuelve a ser aburrido esto,
no quiero ni pensarlo.

No sé si te haré reír la próxima vez
pero no dejaré de intentarlo.

Eres nueva, dicha y azar.  


Estoy dispuesto a soñar si te miro. 

viernes, 6 de septiembre de 2013

OLOR 4: FORTUITO

Fortuito

En el momento que se cruzaron sus miradas, ambos sintieron atracción de verdad, irrefrenable, eso que se llama por allí flechazo, pero totalmente carnal, sexual. No se conocían de nada, eran dos desconocidos en un bar cualquiera unidos por el azar, en un bar de mala muerte lleno de buena música y mejor gente.

Él había sido arrastrado por sus amigos a salir cuando aquel día no le apetecía una mierda. Nunca le apetecía hacer nada de primeras.
A ella gustaba de salir, sola o acompañada, daba igual, la cosa era huir de su casa y olvidar. Esa noche era de esas que salía sola. Lo hacía a gusto.
En circunstancias normales, quizás hubieran pasado del tema y ni abrían llegado a tontear, pero quizás fuera la luna llena o las botellas de cerveza que habían tomado y que ambos hacía demasiado rato, habían dejado de contar.
Entiéndelo como conexión instantánea o como quieras, la cosa es que estaban a punto, calientes como un motor encendido durante días. Tenían la libido tan a flor de piel que parecía alguien más en el bar.
Los guiños y los gestos comenzaron a ser más frecuentes entre los dos, llamándose la atención. Reclamándose por derecho.
Los ojos verdes de él, no dejaban de mirarla de arriba abajo, sus curvas, su cara, su culo, su sonrisa, sus pechos, su pelo. Sonreía por la inercia de ver algo tan bonito.
Ella pasó por alto parte de su pinta desaliñada. Le encantó que fuera tan alto, y sobre todo su espalda, que no su culo, su espalda, a saber por qué.
Decidió tirárselo, porque seamos sinceros, lo deciden siempre las mujeres, así que agitó sin dudarlo la cabeza dirección al baño. Él no iba a ser tan tonto para rechazar la oferta y no tardó en ir detrás de ella.
No hubo mucha conversación cerrado el pestillo del wáter en el baño de mujeres. Sus cuerpos estaban pegados, sudados, ardientes. Las lenguas entrelazadas no daban espacio a un diálogo entretenido, más bien a ninguno.
Tardaron poco en quitarse la parte de la ropa necesaria para operar en esos casos, y probaron sin tapujos todas las posturas y formas de sexo que se puede hacer en esa situación. Los detalles los pones tú, imagina, imagina. Imagínate que eres una de las chicas que está retocándose frente al espejo, escuchándolos gemir de placer, golpeando las paredes en un forcejeo sexual maravilloso y placentero para los participantes. Sólo podrías sentir envidia de no ser tú, el que está disfrutando de tal momento, de ese tipo de sexo, de esa libertad.

Entre suspiros y gemidos terminaron por fin y se quedaron un largo rato abrazados. Mirándose a pocos centímetros de distancia entre las caras, sin decir absolutamente nada.
Ella se repuso primero se marchó y se fue. Él, reventado con una sonrisa que parecía sujeta por grapas salía del cuarto de baño unos minutos después, entre las mujeres que entraban acusándolo de pervertido mirón y sus amigos que lo vitoreaban y hacían chistes sobre el acontecimiento. Lo que os digo, envidia. Envidia por todas partes.

Para entonces, ella ya estaba de camino al parque debajo de su casa, que estaba bien lejos. Le gustaba parar a echar un cigarro y escribir en un cuaderno pequeño que llevaba a todas partes, sólo en esas ocasiones en las que había sido feliz, había disfrutado de verdad.
Apenas tenía 5 hojas rellenas, pero ella se sentía orgullosa de cada palabra y de cada coma y claro, de los sucesos que habían hecho posibles esos textos.
Y ya sentada en su banco, escribió:
Dicen, que la llama más fuerte,
es aquella que se consume más rápido.
Por eso es  y será, la más bella.
La más pura de todas.

 Llevado al ámbito de polvos,
 esto ha sido una maravilla.
No me acuséis de basta,
peco de feliz.

Lo leyó una y otra vez mientras se consumía el cigarro. Claro, corto y conciso, además seguramente sólo lo leería ella. Empezaba a clarear el sol en el cielo, entre los edificios y los árboles que se podían contar con los dedos de las manos. Ella guardó su cuaderno y se fue a casa.
Para entonces, él ya hacía rato que estaba dormido en su cama, tan feliz, que hasta le dolía estar tan bien.


Siempre se acordarían del otro, aunque no se volvieron a ver nunca más.

lunes, 26 de agosto de 2013

PLACEBO CANCERÍGENO

Fumo, fumo y fumo
como si detrás de cada brizna de tabaco quemada
 fuera a encontrar una respuesta.
Falso, me estoy matando.

Un deseo de humo venenoso  que se transforme
en una esencia encantadora en el aire.
El incentivo que necesitaba mi espera.
Y esto sigue siendo una mentira visceral.

No está, no hay ayuda,
ni asistencia técnica,
ni rezos
ni páginas web que valgan
es una desesperación personal.

Y en la pasividad de emociones
¿qué es lo que pasa? ¿Qué?
Sin respuestas, sin eso, sin ella,
si, sin ti.

Pero esta calada que estoy dando ahora,
es la última de esta manera.
De esta dejadez.
De esta melancolía buscada.
Lo prometo.

Pero ya lo dije, es mentira.  

Me estoy liando otro cigarro
sin haber acabado este siquiera.

martes, 6 de agosto de 2013

NO PASA NADA



No pasa nada
salvo este silencio sepulcral
y su envoltura de plata.

Las hojas se mueven
y un chaval mira
como el tiempo pasa
entre las deformidades
del alquitrán de la calzada.
Pero no pasa nada.

Un calor que achicharra
los tallos vivos y muertos
de las macetas en los balcones.
Y no está pasando nada.

No pasa nada,
cuando los edificios tapan las vistas
hacia el mar y  hacia un futuro distante,
que impiden que te recordase.

En ese segundo,
en el que el cenicero a rebosar
no pueda soportar más enfermedades
o mentiras en forma de colillas.
No está pasando nada.


Ni antes de este momento
pasó nada,
ni mucho menos después,
cuando las ruedas impasibles
aplasten mi dolorido cuerpo,
no pasará nada.

jueves, 11 de julio de 2013

HELADO



El mundo arde, sin mí.



Siento que me pierdo en cada exhalación de sus labios,
que se esfuman por el aire esas palabras que podrían significar
un nuevo camino,
otro hogar.


Se van andando por la calle,
dándome la espalda mientras les miro,
tras estas rejas amarillas chillonas,
que me atrapan, asfixiantes.

Ojalá sea pronto cuando diga basta, ¡BASTA!,
y se me pasen estas fatigas intermitentes
que me alejan de sus pieles,
excitantes e inspiradoras,
por el simple hecho de ser diferentes.




Realidad,  quémame a mí también. 

miércoles, 5 de junio de 2013

En el tiempo de la lechuza

No te vas a dormir nunca, ¿no?
Sólo haces como que cierras los ojos unas pocas horas
Y así el día, lo vives en sueños.

Lechuza blanca más que  búha cansada,
que sólo t
ienes 5 minutos de juegos para mí
cuando se va la luz del fuego,
y pasa a empaparse lo artificial en mi cara.

Como una conversación a trozos que nunca acaba,
cazas en la madrugada.
Sonriente por la gloria y porque te extrañaba.

Y  cuando admitimos nuestra victoriosa derrota,
nos mordemos más allá del tiempo,
de la carne,
pedacito a pedacito,
cachito a cacho,
disfrutando nuestra comida favorita,
el delicioso hallazgo.
Imaginamos jugar al 3 en raya en nuestra piel,
olemos la esencia de nuestra comida
mezclado con el aroma de nuestros cabellos,
experimentando nuestros recovecos.

Y sólo acariciarte, me es imposible.
Y sólo acariciarte, una vez querría,
pero escurridiza escapas antes del segundo,
que queda en segundo puesto,
porque casi siempre, ganas.


Pero llegará lo sé, la hora
en que te eches y desaparezcas.
Y lo más posible es que no vuelva a ver tú luna
y tus estrellas que en tan poco tiempo,  se han hecho mías

jueves, 30 de mayo de 2013

Búscame

Bueno, en teoría, este iba a ser un blog, donde iba a colgar mis textos para expresarme y desahogarme y que lo lean mis cuatros gatos a los que sigo agradeciendo que os paséis por aquí y luego me critiquéis para seguir mejorando.
Pero también soy consciente de que mi arte está en el desastre, y con eso me refiero a todo mezclado. Me encanta experimentar nuevas formas de expresión, de arte, y como también he empezado a meter foticos mías, algún que otro enlace oculto sólo revelado a los ojos más sagaces. ¿Por qué no meter ya mis vídeos?
En esta entrada voy a compartir un cortometraje ( o más bien lo que empezó siendo como un cortometraje) que hemos realizado este año unos compañeros de clase y yo, que aunque soy consciente de que tiene algunos fallos, no puedo dejar de sentirme un poco orgulloso porque, joder, tiene gracia y nos lo pasamos bien haciéndolo!

Es de rollo humor absurdo y muy freaky. Os contaría la sinopsis, pero creedme cuando os digo, que es mejor que os sorprendáis viéndolo. Sin más pinchad abajo y a ver 23 minutos de locuras. ¡Espero que os guste!

ENLACE A VIMEO: "Cortometraje" Búscame



miércoles, 15 de mayo de 2013

LA DECISIÓN DEL FÉNIX



Medita entre la ruina,
la mejor forma de renacer
con su fuego.

Sus llamas determinarán sus cenizas,
y estas, sus músculos, su piel y hasta su carácter.
Debe decidir bien su intensidad,
o morirá en sí mismo,
para renacer con un ego nauseabundo,
lleno de errores repetidos.
Mira la chatarra carmín
que le rodea,
con ojos cansados por la escarcha.
Aunque el frío siempre le hizo pensar.

Y se pregunta durante días, inmóvil.
¿Qué quiero ser?
¿Qué odié de mí?
¿Qué debo evitar?
¿Hasta dónde quiero llegar?
Con una seria introspección,
investiga su ser y sintetiza sus deseos.

Y así arde su flama. Arde. ARDE.

Se quema durante horas,
dejando un huevo entre sus restos,
que nacerá sabio,
aunque con renovadoras esperanzas.

Si ese viejo bebé no lo consigue,
siempre podrá volver a quemarse
junto con sus defectos hasta conseguir lo que quiso.

Un objetivo para tan magnífica existencia.

jueves, 25 de abril de 2013

FUSIÓN DE ALMAS DESCONTROLADAS



A veces no entiendo
porque te busco tanto
en la maleza de la rutina de hoy,
y es que sin ti, no creo en mí. 



Es eso.



Pronto estos desvelos no importaran,
estás llegando al encuentro,
tan pura como un momento,
un solo momento.



Ya.



Iré allá donde me consumas,
hasta ser ceniza y humo,
que pasan por tus labios,
y seré hasta el final,
tu veneno favorito.



Saboréame.



Plata, casi te veo girar la esquina,
paseando despreocupada,
sin saber que juntos incluso sembraremos patatas,
sonriendo como si nada,
como tontos.



Grapa y grapa.



Estoy impaciente,
por equivocarme y aprender contigo.
Crecer en esta hondonada.

jueves, 11 de abril de 2013

LA (CALMA)


Es esta calma,
lo que aprecio
es….
es esta calma.

Esta noche canto por bulerías,
y tú me espías entre las ramas,
llena, tan llena como yo.

En esta pausa, me suspiras,
me compadeces, me cautivas,
antes siquiera de que venga el adiós.

Pero ya aprieta la calor,
y eso a mí me envenena,
pasaría todas las madrugadas,
esperando que muestres lo que escondes,
tras ese vestido que tan finamente
te transparenta.


Me chillan las entrañas
que llegará pronto tu esperanza,
me gritan desbocadas
que se convertirá en la mía.



Ya no será cuestión de un segundo,
ya todo será calma.

lunes, 8 de abril de 2013

OLOR 14: EL GRAN CHEF



Llegó a su casa, cansado, muy cansado, jodidamente reventado, que se caía por los suelos. Después de 14 horas trabajando, no era para menos. A veces, el jefe lo tenía así en el restaurante durante semanas. Pero no le importaba, su pasión era ser cocinero y la comida, siempre lo había sido.
Fue directo a la cocina, a dejar una lubina que había apañado a precio amigo por los tejemanejes que se traía en su trabajo.
Se echó agua en la cara para espabilarse, se puso el delantal, y así comenzó su magia.
Los ajos fueron pelados y cortados en pequeños trozos en cuestión de segundos junto a un limón y algo de perejil. Las cebollas y los pimientos no fue problema para sus afilados cuchillos de los que no se separaba ni para dormir. En las patatas, ya si se tuvo que parar un poco a pensar mientras las pelaba. La mente se le fue a que película iba a ver mientras cenaba, le encantaban sin duda esas cenas nocturnas.
Limpió verduras y pescado mientras se precalentaba el horno. Colocó todo en una bandeja y  puso a cocinar la lubina. Decidió que un buen entrante sería unas tostadas con una crema al roquefort, receta de él mismo, y un poco de gazpacho que le sobraba, todo bajado con un buen vino.
Limpió la cocina, preparó la mesa y como aún le sobraba tiempo, se fue directo a la ducha sin pensarlo.
Se desnudó con gran torpeza en el baño, y se quedó un largo rato callado debajo del agua caliente que le caía en su cabeza calva. Menos mal que el horno tenía temporizador, se le habría quemado seguro si no fuera así.
Cuando decidió salir, el vaho era tan abundante, que tuvo que abrir la puerta para verse en el espejo.
Y así, tras unos minutos, se limpió  el espejo alterado por la condensación y pudo ver su imagen claramente en el reflejo. Era un hombre grande de verdad. 1,84 metros de alto y unos 140 kilos de peso. La barriga dominaba todo su cuerpo, acompañado de unos brazos fuertes y grandes. La papada empezaba a duplicarse en sí misma en una estructura escalonada, salpicada de una barba de más de tres días.
Y aun sonreía. Se veía y sonreía a su reverso, a su imagen, porque se encantaba así. Se sentía el hombre más afortunado y bello del mundo. Hasta ponía posturitas de culturista mientras la toalla que apenas le cubría bailaba al viento. Cantaba feliz mientras se afeitaba y se vestía.
Era un hombre pleno, contento consigo mismo.
Así, limpio, cómodo con un disco duro lleno de películas de Charles Chaplin, se presentó así mismo una enorme cena de la que no dejo nada más que dos botellas vacías y raspas.
Se quedó dormido en sofá cuando apareció en pantalla la escena de “La Quimera del Oro” cuando Charlotte se cocina sus propios zapatos.
Su último pensamiento fue que debía alimentar a los demás, a todo el mundo que conociera de la misma forma como se alimentaba así mismo. Aun sintiéndose un tío tan afortunado y sexy, tenía mucho que mejorar como persona, lo poco que el cuerpo le aguantará. 

domingo, 17 de marzo de 2013

OLOR 20: LA DESPEDIDA DEL AROMA


El aire de la playa al atardecer era, y bueno, es en general, uno de los más sanos y limpios que respirar últimamente y a veces casi ni eso. Este aire les envolvía entre humedad y salitre.
Comenzaron su marcha hacia el sol que se iba poniendo como si ese paseo tratara de pillarle antes de que saliera la tímida luna.
Era una conversación pendiente, su conversación pendiente, quizás la última y definitiva.  Ocurriría justo en ese tramo de orilla donde el agua te besa lentamente los pies, ese punto exacto donde mueren las olas. Ese día, apenas se notaban su existencia, el agua estaba demasiado calmada.
 
Él y ella estaban jóvenes, como la primera vez que se vieron.

El chico estaba delgado, erguido en toda su gran altura, con su mata de pelo castaño, con unos pantalones piratas, hechos de forma tosca y poco original de unos vaqueros, una camiseta blanca sin mangas y tenía los zapatos atados al cuello. Su aire preocupado no era característico en él, pero le quedaba bastante bien.

Ella, tenía esa piel tan blanca que la caracterizó, y tan suave como la miel de caña.  Y esa brillante melena a media altura negra cogida en una coleta.  Solo tenía una camiseta a rayas azules y blancas y el biquini por debajo mientras sujetaba con los dedos a su espalda, unas chanclas viejas con dibujos de girasoles. Como siempre, en su cara, su sonrisa tierna en unos  labios a juego.

-Quiero… que me dejes hablar a mí, por favor – dijo él con la voz partida al buen rato del comienzo de los paseos juntos. Ella le miró de cara por primera vez en ese instante. A él le salió su primera cana ante sus ojos, esos ojos que confesaban que no  pensaba  hablar de todas maneras. Esos ojos quietos, esos ojos sin brillos, sin sentimientos, ausentes.

- Ha pasado demasiado tiempo desde que hablamos por última vez – continuó hablando mientras ambos miraban al frente y envejecían más y más a cada paso – ya no recuerdo ni lo bueno ni lo malo de nuestra relación, tan sólo el vacío, ese vacío que nos dejamos por la ausencia del otro. Tras echarnos de nuestras vidas, no nos quedó ni la amistad después de los besos y de las heridas.
El sol rojo rozaba ya por debajo el horizonte, adormeciéndose otro día más, ella ahora con gafas, comenzaba a tener arrugas de la risa, esas que salen el lateral de los párpados, mientras le escuchaba con su sonrisa pasiva e indescifrable.

-No quise volver a hablarte, por no hacernos más daño. Cualquier palabra más de uno al otro empezaron a ser apuñaladas y luego ni importaban. Y ya me ves, aún tenía algo que decirte - en ese momento esquivó una concha afilada en el suelo, observó el deterioro en la piel de sus piernas, sus músculos y huesos comenzaron a molestarle, pero él seguía hablando como si nada, como si no se diera cuenta de esos pequeños que unidos se convierten en grandes.

-Sé...Que te amé como pocas veces he amado y te odié como a nadie. Y luego, mi vida se hizo al hueco que dejaste en ella, en mi mente y en mi corazón, supongo que a ti te paso lo mismo, sé que aprendiste a vivir muy bien sin mí, como yo sin ti – él notó que ella había empezado a ser más pequeña que antes, y sus pechos, sus dulces pechos que tanto adoró en su tiempo empezaban a caerse ante la objetiva gravedad.

-Y aun así, todavía estoy aquí, parloteando sin llegar a nada, después de lo que te equivocaste, después de lo que yo también me equivoqué, sigo sin saber qué hacer, intentando mantener este monólogo, no porque tenga miedo a lo que me contestes o que ni llegues a hacerlo. Temo dejar de hablar contigo, esta última vez, porque será la verdadera despedida, el adiós definitivo antes del olvido. Apenas me quedará el recuerdo ni ya tan siquiera podré mencionarte a nadie...
El sol, se había adentrado más aún, tan sólo quedaba un cuarto de él.  A él ya le clareaba el pelo y estaba encorvado, ella se había hecho muy muy pequeñita y con su coleta de pelo canoso blanco a juego con su piel. Y siempre con esa sonrisa tierna y esos ojos que ni juzgaban ni odiaban ni amaban.
-No espero que nos perdonemos ni mucho menos recuperarte antes de este final, quiero…necesito…tú….

Como no sabía continuar, ella le tapó la boca con el dedo índice, como sólo ella solía hacerlo hace demasiado. Se quedaron mirando de frente. Y ella esbozó una gran sonrisa antes desaparecer en el aire como si nada.



Él se quedó en la oscuridad en la playa y volvió silencioso y muy lento, por la arena fría y mojada, hasta su casa.
A la mañana siguiente, el Alzheimer hizo que olvidara  de quien era aquella esquela, que un año anterior le hizo llorar tanto y que intentó guardar con todo el cariño del mundo. 

martes, 5 de marzo de 2013

A LOS MORADOS

A mis amigos


Es difícil encontraros,
en una paleta de seis mil millones de colores,
pero estáis ahí.




Esa gente morada,
que no abunda en esta tierra
que cada vez es más oscura,
casi negra,
aunque quiere ir de gris.





Eran ellos, siempre ellos
también musas como el viento,
y yo sin verlo, sin saberlo,
sin aprovecharlo o reconocerlo.


Os prometo escuchar,
antes de no haceros caso,
cuando se levanten mis nubarrones,
y ustedes podáis llevároslos.

Alejarse de aquellos que llevan
la miseria por bandera,
y la falsedad por rostro.
Que traen para todos,
hasta para sí mismos,
duquelas y más duquelas

Si buscas a personas de tu tonalidad,
son aquellos que te inspiran,
te hacen sonreír, son afines sin más.

domingo, 10 de febrero de 2013

ENTRE SUEÑOS




Sigo soñando.

Sigo soñando,
que estás ahí.

Sigo soñando,
que no todo fue mentira,
aunque gran parte sí.

Sigo soñando,
que no decidiste olvidarme,
que no me obligaste a decirte
ese último y despiadado adiós.

Sigo soñando,
que hacemos el amor
desde que empieza la noche,
cuando brilla bien la luna,
hasta que salga el sol
y todo se vuelva naranja gastado.

Sigo soñando,
hasta que despierto,
y decido que  por duro que sea,
prefiero a la realidad,
al sueño, la verdad
a lo falso,
el valor  de haberlo intentado,
a tu cobardía que me negó.

Esta mañana,
y todas las mañanas,
soy una persona
sincera, segura,
y tú, no.

domingo, 13 de enero de 2013

Jesús en Chamberí




El ritual de hojas caducas
me cementa el camino,
descubro que aún existen estrellas
sobre el cielo de Madrid.


El cielo está demasiado azul,
tranquilo…
y su voz es descompasada.


No importa, los defectos y baches,
no importan,
aunque si es cierto que miento,
de momento, están congeladas.
Tan sólo de momento.


Y ando mientras me ataca el agua
de las fuentes, en esa larga calle,
 acompañado de luces rojas,
que pronto serán blancas,
y nos iremos donde ellas digan.



Arréglate, que pronto salimos.