jueves, 11 de julio de 2013

HELADO



El mundo arde, sin mí.



Siento que me pierdo en cada exhalación de sus labios,
que se esfuman por el aire esas palabras que podrían significar
un nuevo camino,
otro hogar.


Se van andando por la calle,
dándome la espalda mientras les miro,
tras estas rejas amarillas chillonas,
que me atrapan, asfixiantes.

Ojalá sea pronto cuando diga basta, ¡BASTA!,
y se me pasen estas fatigas intermitentes
que me alejan de sus pieles,
excitantes e inspiradoras,
por el simple hecho de ser diferentes.




Realidad,  quémame a mí también.