martes, 6 de agosto de 2013

NO PASA NADA



No pasa nada
salvo este silencio sepulcral
y su envoltura de plata.

Las hojas se mueven
y un chaval mira
como el tiempo pasa
entre las deformidades
del alquitrán de la calzada.
Pero no pasa nada.

Un calor que achicharra
los tallos vivos y muertos
de las macetas en los balcones.
Y no está pasando nada.

No pasa nada,
cuando los edificios tapan las vistas
hacia el mar y  hacia un futuro distante,
que impiden que te recordase.

En ese segundo,
en el que el cenicero a rebosar
no pueda soportar más enfermedades
o mentiras en forma de colillas.
No está pasando nada.


Ni antes de este momento
pasó nada,
ni mucho menos después,
cuando las ruedas impasibles
aplasten mi dolorido cuerpo,
no pasará nada.

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