domingo, 22 de abril de 2012

Aquel Banco, Su Banco.

El sol era tapado constantemente por unas nubes perezosas. Sus clareos quemaban la piel y en las sombras se helaban los huesos. Como siempre iba apresurada a los sitios, se entretenía por cualquier cosa que la hacían llegar tarde a todo lugar.

Atajó por el parque que tanto conocía, que demasiadas veces había pisado. Sin darse cuenta que sus pasos la llevaban por el terreno del Banco. Otras veces, habría pasado por ahí como si nada preocupase más su mente que en cumplir los objetivos del día. Pero quizás el suave viento que arremolinaba los restos de hojas muertas y algún que otro papel inservible entre sus pies la hizo recordar en ese momento, que tenía que ver ese sitio con ella.

Pensó en él, lo cual la hizo apretar su bolso y detenerse un segundo para luego quedarse mirando fijamente el Banco. Hacía tiempo que no pensaba en aquellos días. ¿Qué sería de él? Ahora eran dos desconocidos. 

Analizó palmo a palmo las formas, las características del Banco enlazando cada molécula del mismo con cada imagen de los recuerdos de su memoria. 

El color verde de la pintura descascarillada por el uso. Todos los besos que se dieron. La vista de frente que daba a una fuente apagada hace años. El silencio de su mirada antes de besarla. La muesca en el centro de la última barra de metal del asiento. La primera vez. Los dibujos de una docena de parejas de corazones relleno con distintas iniciales. Sus promesas incumplidas con él por el escaso tiempo juntos.
Sintió nostalgia de ese tiempo y odio por la rareza de la despedida. Quizás si le llegó más adentro de lo que esperaba y su ausencia le dolía en momentos como estos. Pero ya no estaba, se fue, por todo y por nada se fue y ella de ninguna forma pudo detenerlo y tan sólo le quedaba eso, sus recuerdos. Quiso volver a fumar.

No obstante miró el reloj apresurada. Llegaba tarde, y echó a andar. Ya poco podía demorarla en su camino, pero por si acaso, no volvió a pasar por el paseo del Banco.

jueves, 19 de abril de 2012

Llévame contigo

Llévame contigo, llévame contigo
más allá de la luna, más allá de los sentidos
a ese mundo de lleno de colores
a ese mundo dónde se encuentran los corazones

Llévame a dónde todo está mezclado
dónde todo tiene más sentido,
dónde ya no estoy desesperado.

Si… soy feliz en ese valle de proezas y maravillas
y no en este mundo de egoísmo y majaderías.

Allí recorro olivos bajo la lluvia
nado a través del viento
y como un detective aventurero
salvo a la princesa del cuento.

Pero llega el Sol, que las mentiras aparta
me devuelves triste y desolado
a mi cuna de almohadas y mantas.

Pero te lo suplica este que llora
que no te olvides de mi en la última hora
y haz caso a lo que te pido
Llévame contigo, llévame contigo.

martes, 10 de abril de 2012

Lo que toca

Dime tú donde encuentro lo auténtico

si me ahogo en una olla sucia

de aceite de repetido.

A servir dos tazas por favor.

Eres la misma comida de ayer,

soy el sucio excremento de mañana

que estorba a frenazos

la limpieza pura y tranquila.

Ya lo sé, sigo estando equivocado

teniéndolo delante,

me llama a voces desde la ventana

¡pelea por cambiarla!

¡así el camino no avanza!

Golpes me hacen aprender

que debo guiar los pasos

allá donde suenan las risas

entre morados ocasos

que mejoraran mi anochecer.

Que así funciona,

ya no me engaño

uno puede ser uno

u ochenta y tantos.