jueves, 22 de marzo de 2012

En mi playa


Paredes que suenan a mar,
suelos que de arena fueron hechos,
el olor de nuestros cuerpos desnudos
en contacto con el sofá tallado
con espinas de pescado.


Son tardes de verano
que no volverán,
son instantes pasados
de los que aprendí
a no volver encontrar.


Y sin embargo, las dunas perezosas,
únicas, formadas
de estrellas y segundos,
se irán desplazando lentamente…
muy lentamente, y quizás los granos
se conviertan en tiempos parecidos,
pero más livianos y felices.



Espero que vengan a mi porche,
mirando la cercanía,
las olas oscuras
en esta noche de brisa
llena de salitre, que
forja mi piel
de escamas morenas,
resistentes y con solera.

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