Tecleabas con los pies, un final horroroso
pausado, lento, gris.
Cuando tú sólo intentabas que la bala
te diera de lleno, te aparta de ella, una vez,
y dos, y ochenta y tantas,
una sucia hada
salida de la voluntad de otros, que no eres tú.
Nunca verás al jefe final
para pelear contra él.
La suerte, amante ausente,
escupe su bilis a los pocos afortunados.
Mientras tu momento, fue raptado y torturado por
otros momentos, y le han lavado tanto la cabeza,
que ya no es él,
ahora son recuerdos, no siempre alegres.
Pasado viola tu cerebro,
y abandonaste cualquier perspectiva
de mejorar.
"¿Mirla dónde estás?"
Sólo avestruces que leen,
que destruyen, te acompañan.
No creo que las domes.
Y aún así no dejas de intentarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario