jueves, 31 de mayo de 2012

Lo que nunca esperó (Olor 10)


No sería una noche de fin de año cualquiera y lo sentía hasta en el nudo de la corbata fucsia que se había comprado especialmente para ese día. Iba genial con su traje o al menos, eso le parecía él mismo durante el buen rato que estuvo mirándose en el espejo. 

-“Ole tu polla” – se decía una y otra vez como una plegaría. 


Una fiesta pagada en un caserío en las afueras con cena y todo incluido. Iría con algunos de sus conocidos suyos y no veía el momento de coger a cualquier mujer y ser su rey de fin de año. Un plan perfecto, para celebrar todo lo que iba rodado y olvidar lo poco desagradable. Se sentía afortunado.

Pero no fue hasta una hora después de las campanadas, ya por su cuarta copa amortizada, cuando la vio a ella. Con la de sitios y fiestas que había en este "jodido" mundo tenía que estar allí. Miles de maldiciones se reflejaron en las nuevas arrugas de su cara.
Era aquella, la que no se arrepintió de su decisión y no volvió, la innombrable. Esa maldita orgullosa que no perdonó el error, que él cometió. 

"Le podría haber pasado a cualquiera" - Pensó
Gran parte de la madrugada, la siguió con la mirada. No la podía perder de vista. Más de una vez los ojos se encontraron. No alcanzaba a comprender ese sentimiento que le reconcomía por dentro. Si la había olvidado ¿por qué  no la podía ignorar? ¿Por qué no pasar de ella? ¿Por qué no dejaba de hacer el estúpido e iba a otra cosa? No le gustaba estar de malas con nadie, le superaba no poder caer bien. Bebió sin parar hasta que tuvo el suficiente valor como para acercarse:


-Feliz año
-Feliz año - contestó ella levantando una ceja, extrañada.
- ¿Cuánto tiempo no?
- ... - no contestó-
- Mira...sé que lo de Paula estuvo feo, hice mal. Jugué con las dos, pensando tan solo en mí, pero eso hace años que pasó, ¿hay que perdonar, no?
-... - siguió sin contestar mirándole con sus enormes ojos redondos, él parecía más nervioso a cada segundo e iba perdiendo la confianza.
- Puede que me portara como un egoísta... y era una relación abierta, sin compromisos, tú sabes.

Tras el largo silencio, en los que la cara de ella reflejo varios sentimientos encontrados, con los puños apretados le dijo a él:
- Si te deje de hablar, no es porque me enfadara por cómo me dejaste, ni porque te fueras con ella, por simple capricho, ni porque jugaras con las dos. Estaba enfada conmigo misma, por dejar que alguien como tú, tan superficial y egocéntrico, tan horrible, me llegase adentro. Fuiste un error y creo que distanciándome de ti, salí ganando. Son cosas que sólo se pueden ver con el tiempo.

Si era remordimiento lo que tenías déjalo y olvídame, yo ya lo hice.
Ella dio media vuelta, y no la volvió a ver más en su vida. Él, que no había llorado desde niño, lo hizo hasta quedarse dormido.


Nunca pudo olvidarse de ella.                          Ella no volvió a amar.

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