domingo, 16 de octubre de 2011

Preguntas de un perro idiota a un burro sabio

Sinceramente no se que hago, un sábado en casa y yo aquí divagando en la mierda.Intentando convencerme que al menos aprovecharé el tiempo en algo interesante y en realidad... lo pierdo se me escapa de entre los dedos de los pies, mis cansados, feos y jodidos pies. Perdí en la inconstacia. Mientras que el brillo vacio de sus ausencias me demuestran que sigo y seguiré equivocado, que me confundí, que no era lo que creía y que no fue el destino, sino mis elecciones desviadas, de las que no dejo de aprender una y otra y otra y una eterna penultima vez más.

No dejo de mirar el poco cielo que me permiten los edificios y sus parecidas paredes repetidas y repetidas y pienso si mis faltas también lo ven. Que si tras los muros que parecen inclinarse hacia arriba en colina alguna de ellas en la distancia busca como yo. ¿La plenitud?¿Lo imaginado? ¿lo experimentado? ¿Lo olvidado? ¿lo soñado? ¿la cama caliente? ¿la cocina quemada? ¿el cenicero vacio? ¿el viaje sin excusa? ¿La cura? ¿la risa floja? ¿Lo escrito? ¿los ojos abiertos como platos? ¿La madrugada acompañada? ¿El sonido de una barriga con hambre? ¿la caricia nunca dada? ¿El olor de la piel? ¿La despedida alargada?



Sólo puedo imaginar que hoy no lo sabré que hoy, no será. Al menos hasta el rato en que vaya a la cama que cambie las palabras por pensamientos que se irán difuminando a un fundido en negro hasta la siguiente escena y el viento deje solpar dentro de las orejas sin quedarte muy claro si te será infiel o que siquiera volverá al despertar.




La respuesta venidera acertada o no, sincera o falsa, irá bajando y subiendo del monte a lomos de un burro sabio.

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