El ritual de hojas caducas
me cementa el camino,
descubro que aún existen estrellas
sobre el cielo de Madrid.
El cielo está demasiado azul,
tranquilo…
y su voz es descompasada.
No importa, los defectos y baches,
no importan,
aunque si es cierto que miento,
de momento, están congeladas.
Tan sólo de momento.
Y ando mientras me ataca el agua
de las fuentes, en esa larga calle,
acompañado de
luces rojas,
que pronto serán blancas,
y nos iremos donde ellas digan.
Arréglate, que pronto salimos.